jueves, 8 de enero de 2009

Anselma

Conocí a Anselma, cuando aún no era lo que soy ahora. La conocí antes de Brujas, de la realidad, del trabajo, del Derecho de empresa. Ella, mujer de esas que siente en sus carnes la vida golpeando en cada esquina, y sigue viviendo. Ella, espiritualidad en un pequeño despacho, en los pleitos de los desamparados. En las calles del pequeño Ilo, en la pampa inalámbrica.
Ahora tiene malos momentos, como todos tenemos, pero ella ha tenido muchos. Ahora, duda en ponerse de pie, pero sabe que otros peores le esperan, y ya no falla. No sabría decirte cuantos pleitos de violencia doméstica o alimentos ha llevado. O cuántas esperanzas ha entregado. Pero sé, que hay determinadas miradas que te marcan, cuando cruzas los umbrales de esta tierra, y al otro lado del océano, cuando nosotros dormimos; otros siguen luchando. Incluso cuando nosotros no dormimos, pero descansamos, algunos siguen luchando.

Para una luchadora nata, que no pierde la fe, pero sí, en ocasiones la vida intenta quitarle las fuerzas

2 comentarios:

La parisina dijo...

Yo también tuve la oportunidad de colaborar con ella en su lucha diaria, durante aquél verano que marcó tanto nuestras vidas. Mi mejor recuerdo de Anselma es su gran dulzura, que te llevaba instintivamente a quererla, sin que pudiera ser de otra manera. Aprendí tanto de ella...y fíjate, en su humildad, era ella quien decía que le habíamos enseñado mucho. Ahora la vida la ha vuelto a golpear, y es comprensible que su principal impulso sea aislarse con los que le quedan, pero no durará siempre, se volverá a levantar por aquéllos que la necesitan y recuperará la sonrisa.

macarra ilustrado dijo...

Qué buena forma de definir a alguien, esto es un homenaje. Deberías leer a Galeano, sire