domingo, 26 de diciembre de 2010

Tantas veces el mundo, poema de L.G.Montero

un poco de Luis García Montero, para ponerse reflexivos

TANTAS VECES EL MUNDO

Nada tan encendido en las sombras del día
como una historia personal,
nada suele explicarme
tantas veces el mundo.

Su padre está en París,
su madre, separada, hace tiempo vive
en Dakota del Sur,
a donde fue a buscarla con dieciocho años,
cuando lo permitió la ley francesa.

Tiene un piso alquilado
por cuatrocientos dólares al mes,
un coche viejo,
una pequeña cicatriz,
soledad en los labios
y vino a Nuevo México a estudiar español.

En las ventanas del hotel
poco a poco las luces de la noche
se volvieron objetos.
Un paisaje de centros comerciales
apareció, murmullo tras murmullo,
lentamente, lo mismo
que si la realidad se confesara.
Autopistas y casas desmontables,
un paisaje difícil
para cualquiera de nosotros.

La suerte,
que no conoce patrias, se tomó
la libertad de presentarnos
una tarde de lluvia en Albuquerque.
Ella contó su vida
como quien tiene un árbol a un lado del camino.
Yo cumplo la promesa que le di
y escribo este poema.

(Luis García Montero)

Alleluja, Feliz Navidad

Feliz Navidad a todos!

Cuelgo aquí un vídeo que me ha llegado y me ha parecido curioso y emotivo para festejar la llegada de la Navidad.


detalles

Es curioso porque en muchas ocasiones no nos fijamos en los pequeños detalles, ya sean en una palabra, en un gesto, en un comportamiento en un momento determinado. Parece como si fueran de menos importancia, más insignificantes para nosotros. Como si lo que de verdad importara fueran los grandes acontecimientos, las grandes palabras, los grandes comportamientos.

Sin embargo, las guerras se pierden por pequeños detalles que se dejan pasar desapercibidos o se ignoran. Y para mí las amistades también se mueren por esos pequeños detalles o se crean y engrandecen por ellos.

Ya puede ser una palabra, una llamada en un momento determinado, una visita, o simplemente la forma de reaccionar frente a algo.

En nuestra memoria personal conservamos esos recuerdos de infinidad de pequeños detalles que nos hacen decantarnos por unas personas u otras para confiar en ellos.

Lo malo es que a veces, cuando la vida nos va mal, parece que no ocurre suficientes cosas para probar una amistad y claro, en la calma del mar todo es idílico. Sin embargo, cuando viene la tormenta es cuando conocemos la verdadera naturaleza de la gente que nos rodea y en quién podemos confiar.

Gracias a los que habéis estado allí, una vez tras otra. No me olvido de estos detalles.

La película Amistad

Nunca viene mal recordar grandes momentos del cine y sobre todo si esos momentos pueden seguir aplicándose hoy en día. Este que copio incluye las conclusiones de John Adams en la película de Amistad, rechazando la esclavitud y recordando que todos somos iguales. Merece la pena echarle una ojeada.