martes, 21 de octubre de 2008

Darkness

Hasta un fantasma
tiene sus sombras.
En la grandeza de toda luz,
yace emergente, la oscuridad.
El frío vuelve
recurrente e implacable
ante todo calor,
ante el pasar
de estos años.
Hasta el poeta
tiembla en su poesía.
Ocultarlo, negarlo
es negar esta guerra
en las que las sombras
ganan batallas

Estoy cansado

Estoy cansado,
el camino ha durado
demasiado, no estabas conmigo.
Estoy cansado,
el tiempo y el espacio
me vuelven a vencer.
Estoy cansado,
de nuevo vuelvo
a ser humano.
Estoy cansado,
por las batallas perdidas;
por la fragilidad de mi memoria.
Estoy cansado,
pero aquí estoy.

domingo, 19 de octubre de 2008

Fortuna y gratitud

"Por eso, cuando el sol se pone, se arrodilla y agradece el Manto Protector que lo rodea."
(Paulo Coelho)
La vida me trata bien, el viento viene de cara, y tengo compañeros con los que capear el temporal. Los he probado, y han respondido. Hemos compartido mucho, y mucho quedará por compartir, si me siguen dando el honor de su confianza.
La vida me trata bien, y encuentro una mirada con las que cruzarme en los pasos de esta vida, con la que compartir sonrisas, gestos y complicidades, y toda palabra de locura o desazón que sale de mi boca.
La vida me trata bien, en una familia, que siempre está al pie del cañón, dándolo todo.
La vida me trata bien, en el día a día.
Por todo ello, a cada uno de los que están allí, gratitud eterna.
Por todo ello, día a día, humildad ante la suerte que me toca cada día que "la vida (sigue) invitando a una ronda).
Por todo ello, vigilancia constante, conocimiento de la realidad, sin dejarnos engañar demasiado, sin olvidar a los del otro lado, a los que "tienen problemas", a los que sobreviven cada día, y en algún momento tuve el honor de poder ayudar en algo. Por todo ello, no olvidar nunca que nosotros tuvimos la cara al nacer, el paraíso, que aunque puede ser duro en ocasiones, nunca será como el "Edén prohibido" al que ellos fueron sometidos, en el que viven día a día, luchando por las migajas que les dejamos.

Un segundo tributo, este de denuncia

Porque tu te lo mereces, porque compartimos esa visión crítica, de denuncia no pasiva, de no olvidar, ni cerrar los ojos, de no permitir la victoria de la ignorancia, pues lo que no se conoce, es como si no existiera.

Por ello, compartir con mis lectores (alguno que otro me ofrece el honor de leerme) esta otra joyita de poesía de actualidad de Jaime Cerezo, denunciando, indignándose con verso duro y sin limar asperezas, ante tanta masacres de cuerpos, almas e hipocresía; ante tanto silencio.

ATRAPADO

atrapado en la cuneta del olvido
este fecundo amortiguarse el alma
en el taller de convulso de la mercadotencia
beneficia todas mis aspiraciones de de poeta
más proliijo que la nada
cabe decir que en estas sumas
yo divido
pues hoy es noticia el patio trasero de rusia
la georgia mal cuidada por
la onu ese jardinero resfriado
365 díás al año
allí convalece el omnipresente
olvido
que agarrota familias en poda
por esta época del año
las únicas hojas perennes
que trae la prensa
hablan de lo de siempre
cómo tragarte el orgullo
cuando te han matado
no a ti sino a tu hermano
qué hacer cuando te acribilla el odio
y la única salida
es el olvido
lastrándote en la agenda
lacerándo esperanzas
ésas son las invitaciones del día
para mí ciudadano de primer mundo
con tarifa de i pod y cloro de piscina
en los oídos
pero está claro que la única moneda
que no devalúa es el olvido
es el único armario en que se esconde
la maltratada existencia
y es la única nube que todos
masticamos
hay quien también lo llama
supervivencia
pero ése
no es de nuestro mundo
el olvido es el lenguaje universal
la mirada que transita
toda la humanidad
y es hoy
también la chepa lustrosa
que me poesiona

Un tributo

Un buen poeta (y en mi caso, un simple tío que escribe algo parecido a dos versos juntos) se inspira en otros, se enriquece leyendo. Muchos buenos escritores se consideran ante todo, lectores. No quería dejar pasar esta fiebre actualizadora de mi blog, sin rendir tributo a uno de esos compañeros de trincheras, de los que llamas y te contestan al segundo, honrándote con sidra y bravas, o Bukowski y conversación. Otro simpático ser, de ésos a los que les das por los versos, y a veces presume de ellos.

Esto es suyo, ahora también es vuestro:

Es algo antiguo, pero a mí me gustó bastante en su momento, y considero que tiene versos increíbles, y los dos últimos siguen impactándome:
RESONANCIAS
Por Jaime Cerezo:
La mentira
esa cuerdaque restringe la luz
y nos lleva muy lejosde dónde estábamos
como una soga nos ahoga
no hay otra formade respirarlo
a solas
Porque quiebra el pasado
antes que el amor
y así cruje de tristeza
la confianza en uno mismo
La inocencia es un lujo
que hay que merecerse

Un tipo duro


Con una mirada seca, un gesto serio, y la fuerza y destreza suficiente para sobrevivir. Así era el Clint Eastwood del oeste. Así era "el bueno", en "The good, the bad and the ugly".
Un tipo duro que se enfrentaba a los delincuentes sin pestañear, sin dudar en su disparo, poniéndose en su pellejo.
A veces, cuando uno ve esas tramas de delincuencia organizada, o esas redes de corrupción, muchas veces con connivencia de nuestros servidores (porque aunque a veces nos olvidemos, son ellos los que nos sirven a nosotros, y no al revés), piensa en lo que podría hacer un Eastwood ante mala calaña.
Puede que un poco de dureza y mala leche ayudara
contra esos seres sin almas que explotan a inmigrantes, delinquen y matan sin piedad, en las oscuridades de nuestras calles, de nuestro mundo.

sábado, 18 de octubre de 2008

Restos que "interpelan"

Últimamente me cuesta la poesía, no lo voy a negar. Quizás versos desgarradores, melancólicos o exasperados, pero en general me cuesta. Debe ser que estoy en una de esas épocas reflexivas de la vida. Lo que sí sé es que no paro de plantearme cosas. Además en los momentos más cotidianos: en el autobús, camino del trabajo, en el trabajo. Es verdad que siempre se me ha dado bien esto de sacar una lección de cada cosa: de los golpes. de los aplausos, y hasta de la película más mala que puedas imaginar.

Últimamente me "interpelan" (palabra que me encanta, y estaría dispuesto a apadrinar, en estos tiempos de oscuridad donde a veces el lengua se simplifica demasiado) muchas cosas. Me interpela la "dictadura de la burocracia" a la que estamos sometidos. Un formulario, del formulario del formulario. Un certificado de empadronamiento, para probar que realmente vives en dónde vives, un certificado de un certificado, una fotocopia de...
Para cualquier trámite tienes que realizar otros dos trámites adicionales, y encima tienes que ir de un sitio a otro, o entrando en varias páginas de internet.

Pero también me interpelan otras cosas más profundas, que conste!
Me llaman la atención las historias pasadas, los restos que hemos dejando en tantos sitios, las personas que cruzaron nuestros pasos. A veces, en una calle, en un lugar determinado recuerdo una historia, una mirada, un gesto. Algún rostro conocido, al que amé, o juré amistad eterna, o simplemente con el que compartí en el pasado comidas, cenas o juergas.
En más de una ocasión me pregunto dónde estarán compañeros míos de otros tiempos, queriendo como Woody Allen en "Annie Hall" que cada uno, a los que conocí en el colegio o instituto, me dijera qué hace ahora, o dónde está.

Entre otros restos que me interpelan, figura la naturaleza humana. Sí, me pregunto ahora que voy más en autobuses colapsados, en hora punta, sobre ¿quiénes somos?
Me pregunto sobre la confianza, y esta sociedad de combinaciones, candados, cerraduras y contraseñas.

¿Alguna vez nos hemos fiado los unos de los otros? ¿En algún momento, en una caverna, en el poblado en mitad de una llanura, un hombre ha mirado nítidamente a otro sin desconfiar? ¿Ha dormido el ser humano a pierna suelta sin agarrar un palo bajo su almohada, sin temer que el "compañero" le robara?
¿Hubo algún momento, algún limbo en que no existió esa desconfianza, y la quebramos?

Aunque, son nada más que restos de interpelaciones, en días y noches en vela...

sábado, 11 de octubre de 2008

¿Y quiénes somos realmente?

¿Podrías responder tú? ¿Podría responder yo? ¿Cuál es nuestra naturaleza, nuestra esencia última? ¿Qué es lo que se esconde tras nosotros cuando la noche cae y "somos" reales?

viernes, 10 de octubre de 2008

El Nuevo

Para los que sonríen demasiado, son diligentes al máximo, se preocupan por los detalles, se sienten perdidos, o les cuesta el trabajo que acaban de comenzar. En otras palabras, para los que también son...

EL NUEVO
Viene contento
el nuevo
La sonrisa juntándole los labios
El lapizfáber virgen y agresivo
El duro traje azul
de los domingos.
Decente,
un muchachito.
Cada vez que se sienta
piensa en las rodilleras
Murmura si señor,
se olvida
de sí mismo.
Agacha la cabeza
escribe sin borrones
Escribe, escribe
hasta
las siete menos cinco.
Solo entonces
suspira
y es un lindo suspiro
de modorra feliz
de cansancio tranquilo.
Claro
uno ya lo sabe
se agacha demasiado
Dentro de veinte años
quizá
de veinticinco
No podrá enderezarse,
ni será
el mismo
Tendrá unos pantalones
mugrientos y cilíndricos
Y un dolor en la espalda
siempre en su sitio.
No dirá
si señor,
dirá viejo podrido
Rezará palabrotas
despacito
Y dos veces al año
pensará
convencido
sin creer su nostalgia
ni culpar al destino
Que todo
todo ha sido
demasiado
sencillo.
(Mario Benedetti)

martes, 7 de octubre de 2008

2 años sin Anna

Anna Politkovskaya fue abatida en el ascensor de su casa hace dos años.
La que fuera una de las periodistas más independientes del mundo, y más particularmente de Rusia fue asesinada. Tras años de supervivencia tras las líneas enemigas en Chechenia, haciendo entrevistas, denunciando. Incluso mediando en el secuestro de rehenes en el Teatro de Moscú durante la obra teatral Noord-Ost, murió en un lugar mas seguro. En su casa, en Moscú.

Como sólo existe aquella realidad de la que nos acordamos, simplemente quería recordar a Anna.
De nuevo un ejemplo de coherencia que nos recuerda nuestra debilidad, nuestra vida cómoda. Una coherencia aplastante, que lamentablemente suele terminar en muerte.

"No hay camino para la paz, la paz es el camino" (Gandhi)
"El guerrero de la luz es implacablen con la traición" (P. Coelho)

Un poco de Pérez-Reverte

Un poco de Pérez-Reverte, que siempre viene bien. Para otra vez, con el copyright y los permisos, citaré a mi gran poeta y amigo Cerezo. Hasta entonces, esperando esa licencia, disfrutemos de la última columna de Don Arturo:


PATENTE DE CORSO
Videos, libros y piernas largas
ARTURO PÉREZ-REVERTE XLSemanal 5 de Octubre de 2008

Suelo comprar los deuvedés donde antes compraba los vídeos, en la sección adecuada de una tienda donde los empleados –casi todos mujeres– son extremadamente competentes. No recuerdo ni un solo caso en el que hayan consultado el ordenata para buscarme una película. Maribel, que así se llama la dependiente más veterana, y sus compañeras siempre saben si está agotada o no, si viene de camino o en qué lugar exacto se encuentra, y a menudo hasta la han visto, o la conocen. La de Grace Kelly, se dicen unas a otras. Con Cary Grant. Al fondo a la derecha. Ésa es la ventaja de que te atiendan personas para quienes el trabajo no significa sólo un mero trámite de jornada laboral. Puestos a ello, procuran desempeñarlo con eficacia y vergüenza torera.

No siempre es así, claro. Y cuando no lo es, se nota más. Es molesto decir hola, buenas, busco tal, y que el dependiente no tenga ni idea. O que le dé lo mismo colocarte jota que bolero. Eso, que en cualquier sitio resulta incómodo, se vuelve desagradable cuando hay cultura de por medio. Nadie entra en la librería o en una sección de música clásica como quien va a comprar ultramarinos –bellísima palabra, por cierto, que deberíamos usar más a menudo–. Siempre esperas, al menos, cierta correspondencia entre la materia y el agente que te la suministra, cuando no complicidad. Por eso ahí las decepciones son mayores. Más tristes los equívocos.

Mis libros los compro en librerías pequeñas, salvo excepciones. A veces hay prisas o circunstancias que me obligan a entrar en tiendas grandes. No tengo queja, aunque a veces se dan situaciones absurdas. Quiero decir que situar a un empleado analfabeto en una sección determinada puede no tener consecuencias graves para la buena marcha de una tienda en general; pero ponerlo a despachar libros es otra cosa. Pensaba en eso el otro día, cuando entré en la sección de librería de una tienda grande buscando un volumen concreto de las Vidas paralelas: Alejandro y César. La jovencita que me atendió no tenía ni idea de qué le estaba hablando. Le sonaba a chino. «Busque en Plutarco», sugerí. Al fin, voluntariosa, localizó la obra en el ordenador y trajo un ejemplar de la Colección Gredos. Plutarco. Vidas paralelas. Arístides, Catón. «Le pedí el que tiene las de Alejandro y César», dije. «No se preocupe –respondió convencida, radiante–. El ordenador dice que es obra completa.» Me llevó poco tiempo explicarle que las Vidas paralelas es obra completa, en efecto, pero repartida en varios volúmenes. Y que me había traído uno de ellos, mientras que yo le pedía otro. La moza lo entendió al fin, me trajo el libro correcto y nos separamos tan amigos. Pero no pude evitar preguntarme cuál era la preparación cultural, no de aquella chica, que trabajaba en donde podía, sino del responsable que la había puesto en la sección de librería, y no en la de cosméticos, por ejemplo. Ella habría sido más feliz, seguramente. Y los clientes también.

Mi episodio favorito con esto de los libros y quienes los venden ocurrió hace un par de años en la estación del AVE de Sevilla, y celebro tener hoy pretexto para contarlo. Estaba sentado en un banco, leyendo un libro mientras esperaba la salida de mi tren. Una atractiva jovencita muy maquillada, con falda corta y piernas espectaculares, se me paró delante, llevando en las manos una carpeta llena de papeles y una revista del Círculo de Lectores. «Hola –me tuteó sonriente, con tonillo frivolón y ligeramente pijolandio–. ¿Te gusta leer?» La miré por este orden: piernas, ojos, revista del Círculo. «Algo», respondí, cerrando el libro que tenía en las manos. Hizo entonces un simpático movimiento de caderas, sugerente, como en los anuncios de la tele. «¿Conoces el Círculo de Lectores?» La miré pensativo. Luego dirigí la vista hacia el escaparate de la librería de la estación, donde estaban expuestas dos novelas mías. «Fíjate si lo conozco –respondí–que en esa revista que tienes en las manos sale mi foto.» Me miró durante cuatro segundos, fijamente. «¿Co-como que tu foto?», balbució al fin. Tenía la misma sonrisa comercial que antes, pero un poquito rígida. Incrédula. «Sí –dije–. Anda, mira dentro.» Todavía sonreía como si se hubiera olvidado de dejar de hacerlo. Una sonrisa disecada. «¿Y co-cómo te llamas?», preguntó mientras pasaba páginas. Le dije mi nombre en el momento en que, supongo, llegaba a la doble página donde se anunciaba el último Alatriste: Corsarios de Levante. Entonces se le cayeron todos los papeles al suelo.

Al rato apareció con su superior, que andaba por allí. Se disculpó éste con mucho embarazo, y yo le dije que no tenía por qué. Que la vendedora era encantadora y que nadie tenía obligación de conocer mi careto. Faltaría más. Después, cuando se alejaban, miré otra vez las piernas de la chica. Comprendía perfectamente al jefe. Hasta yo me habría suscrito, oigan. Al Círculo. A donde fuera.

Interpelar, provocar, conmover

Siempre me gusta eso. No dejar indiferente, quejarme, poner de relieve. Efectivamente yo he sido voluntario para una ONG, y volvería a serlo. He dedicado un verano entero de mi vida, y creo en su trabajo. No niego el esfuerzo de muchos, y el trabajo no remunerado de una chica con peto verde que me hizo plantearme cosas que a veces se duermen. Simplemente me pareció curiosa la reflexión de este mundo de escasez, donde la economía lleva hasta a la necesaria supervivencia o ascenso de una chica de una ONG, que necesita conseguir afiliar a gente. ¡Qué no se me malinterprete!
Fue una reflexión inocente del sistema al que vamos a parar.
Evidentemente el dinero no da la felicidad, sino el equilibrio, la paz interior cuando vuelves a casa cada tarde, cuando tienes a alguien a quien querer, amigos a tu lado, y una familia apoyándote en cada decisión.
Pero mi post interpeló, aparecieron los comentarios, y aunque sea sirvió a los que me lean para plantearse algo, recordar algo, o saber algo. Ojalá todos los días interpelara a alguien, les hiciera plantearse qué piensan sobre tal tema, y les hiciera saltar, comentando, compartiendo, siendo.

No hay planeta B


Esta mañana encontré esta foto en el European Voice. Se trata de una manifestación anti-globalización en Suecia. Me parece un mensaje impactante, pero tan sencillo:
No hay un planeta B...sólo tenemos este...
¡Cuidado! ¡Cuidadlo!

Escribir, leer...

Nunca llego a ser consciente de lo que puedas leer aquí. Puede que nunca lo ojees, o a veces, o por casualidad. Puede que te intrigue, te interpele, o simplemente te aburra. El hecho es que aunque pocos comenten, otros pocos anoten, y alguno jure fidelidad, uno nunca es consciente de cuántos leen este blog.
Hay días que escribo por meses de silencio. Hay semanas en que mi vida es más intensa, y hay momentos en que pienso en mil post, que puede nunca se lleguen a materializar.
La verdad es que llevo más de 100 paranoias, historias, reflexiones, poemas, y mensajes que lanzar. Mucho de otros que he citado aquí: buenos fragmentos de grandes, poemas de referentes.
He compartido, en fin.
A veces he dudado si seguir. Otras me he cansado de escribir. Pero siempre ha habido alguno entre vosotros, los de lejos, los que comparten conmigo muchas veladas, discusiones, y pan tumaca. Alguno que me ha dicho aquello de ¡a ver si actualizas el blog!

Por esos insensibles que me animan a escribir, por los que me animan a vivir, por los que siguen disfrutando alguna frase de las que salen por aquí.

Por ellos, intentaré seguir compartiendo, pues escribir siempre escribiré para reflexionar sobre lo que me interpela, lo que me preocupa, los versos de esta vida.

PD: Pero si os animáis a darme ese feedback, los de siempre, o los nuevos, no dudéis en hacerlo

Los personajes desgarrados

Hace poco, en una de esas veladas de series, ojée una de esas que pasan de puntillas por la televisión, y que a veces te cruzas por internet. De nuevo historia de personaje quebrado. A veces uno piensa "¿no lo son todas?" Efectivamente, nos llaman, nos llegan, nos interpelan. Nos hacen vibrar, soñar, denunciar, temer. Historias de supervivencia, de almas rotas pidiendo auxilio. Aventuras de héroes caídos, sobreviviendo por ideales que les costaron más de una herida, una pérdida. Esperanza más allá de toda oscuridad.
Nos encontramos a gusto luchando hombro a hombro con Alatriste, ante una nueva batalla, ante una nueva conspiración.
Buceamos a pleno pulmón en los barrios bajos donde policias honestos luchan con la corrupción, y pierden a amigos intocables en cada rincón.
Nos adentramos a la esencia humana más profunda, cosiendo heridas, rasgullos y hombres sin esperanza que se arrojan ante cada ventana.
Quizás sea esa esencia escondida en la vida diaria, esa búsqueda que no colmamos con la tedia rutina. Quizás sea nuestra alma de lucha, esa pizca de humanidad que en algunos aflora mucho, en otros a veces, y en otras, de mucho en mucho.
Esa humanidad pegada en nuestra piel.

El hecho es que nos encantan, nos intrigan, nos atraen sus historias de supervivencia, deseando que termine su persecución, su agonía, que encuentren la esperanza, que a veces a nosotros nos sobra.
Pero sólo tal vez...

Incluso en las ONG hay comisión

Madrid, 20:30 de la noche.
Salgo del trabajo, camino los metros que me separan en Goya de mi parada de autobús. Me para una chica joven, con el típico peto verde de ONG. Estoy de buen humor, parece amable, joven, de las que sudan la camiseta, contando el rollo de la ONG durante unas horas com voluntaria. Accedo a que me explique cómo funciona. Me sorprende, me interpela. Me planteo realmente colaborar con una, de las buenas, de las dignas de confianza (conozco a las personas adecuadas para que me informen), tal vez una de los jesuitas. El hecho: le digo que me lo estoy planteando seriamente, que ha sido convincente. Ella duda, yo le digo que me lo pensaré. Se lo agradezco, le admito que le hablo en serio. Pero ella tenía comisión, y desea poder tener datos míos para inscribirme.
-¿Puedo llamarte en una semana, y si estás más convencido te inscribes?
Yo pienso: "lo importante es el fin, ayudar, ¿no?.
Se lo digo: Pero habrá más compañeros tuyos por aquí, ¿no?
- Pero así sería yo tu representante.
Yo no le doy mis datos, me voy algo interpelado en colaborar con algo de mi salario en Cooperación al desarrollo, pero pienso :"incluso en las ONG's hay comisiones".
Me repito: "incluso en las ONG's hay comisiones..."