sábado, 27 de septiembre de 2008

Retazos de Nueva York

Este fragmento es una imagen de Nueva York, fruto del insomnio, de una noche en vela, de la quietud del jet lag, de la sobria oscuridad justo antes del amanecer:

Lentamente amanece en Manhattan, entre rascacielos y sombras que los cobijan, titileantes luces que no cesan de brillar.Nuestro viaje empieza a encontrar su punto de placer, que ayer buscamos en la fría oscuridad de una Oficina de las Agencias de Fronteras.

Empatía con las quejas de algunos, certeza de la fragilidad de todo, en torno a una coincidencia, de un "hit" en un ordenador. Un nombre, una identidad. La vida englobada en un recuerdo, en una medida, en un rostro, ¿en un ser?.

El surrealismo del sueño, de los donuts, de la fuerza y el poder.

Manhattan amanece, y en esta encrucijada de rascacielos, Wall Street. Anticipado cruce de culturas, majestuosidad de arquitecturas imposibles, de reminiscencia de la visita, nunca vivida, pero ya visionada en una pantalla, en otro lugar.

El viaje en taxi por Brooklyn, es hora punta, y nuestro "yellow cab", hueco a hueco, se introduce por los caminos de esta ciudad. Hay casas de dos pisos, escaleras de incendios, negros, asiáticos, judíos y cristianos, hay una amalgama de culturas, de gentes diversas. Esto es NY.

Finalmente el puente de Brooklyn, la llegada a Manhattan, o el inicio de la búsqueda que llega a su fin. Manhattan, lo vivido, lo soñado, el viaje en este lugar. Corazón del imperio, Hollywood que nos vendieron ayer. El viaje, las calles, las gentes. Esto es NY

El naufragio o la búsqueda del infinito

Tu mirada, y el resto
de alma, de este naufragio,
de tanto ser,
de la sonrisa del destino.
Tu estela,
el crepitar de mis noches
en torno a tu vela,
en la historia de lo nuestro.

El infinito,
o el pie quebrado
y la imposible certeza
de no estar solo,
de la lucha como la vida.

Tu sombra, o el naufragio
hasta el infinito
en las lomas
de un gesto, de una palabra,
de una oración.

Los restos
de lo que fui,
de lo que me queda por ser

Desde la trinchera

Últimamente no escribo tanto. Bueno, escribir, escribo. Pero no estas cosas, que en el fondo son las que importan. Compartir una vivencia, denunciar una injusticia, o simplemente animar a otros a leer, a preguntarse, a oír la interpelación de la vida.

Últimamente he abandonado la comodidad del refugio, de las escaramuzas pasajeras, del estudio. Ahora me encuentro por fin en la trinchera. Codo a codo con la lucha del día, el estrés, el reto. Mirando a la vida a los ojos, y sintiendo la humanidad entre la paz y la guerra de esta ciudad.

Últimamente camino entre estas calles, cruzando a las gentes, sintiendo esta ciudad diferente, sin percatarme de que el que cambio quizás sea yo. De nuevo centrado en esta ciudad, disfrutando de ella, de los de siempre, los que comparten las discusiones que alimentan mi alma, con los que intercambian las ilusiones, los libros y las películas que no hay que dejar de ver.

Últimamente estoy de vuelta por aquí, entendiendo un país, un mundo, una humanidad, una esencia de ser, que no siempre es normal. Intentando buscar la racionalidad, a un hombre irracional, intentando buscar la lógica detrás de las decisiones, de los textos, de las conversaciones.

Últimamente he vuelto por estas calles, he llegado a mi despacho, o he ido en torno a las calles en las que fui. Y buscando encontrarme, a veces, me revelo en un pasado, que marcó las huellas que hoy soy.

Últimamente busco, pregunto, leo, y camino, en esta nueva senda que se abre en Madrid. De nuevo estoy de vuelta, o quizás hay otro que está de vuelta. He cambiado, y en las trincheras surge un nuevo hombre, que tiene ganas de vivir, de explorar las sendas de esta ciudad, de sus agentes y ver quién puedo llegar a ser.

martes, 2 de septiembre de 2008

Para innovar, un intento de micro micro relato

Ella subió al taxi segura, decidida, como una puerta que se cierra de golpe sin un resquicio de luz.
Él la siguió con la vista, sereno, con la indiferencia del alma escapándose de sus manos, con la certeza de la melancolía anunciada.
El destino les separaría en poco tiempo, pero ella no pudo soportarlo. Ella, la dulce soñadora, la sonrisa eterna, cegada por la luz de una desesperanza, por la muerte hecha retazos en un reloj de arena. Ella, que le arrojó a la realidad de anticipar el fracaso, de hacerle el trabajo sucio a ese destino, que en los días más soleados, sigue destiñendo amaneceres.
La vida se les fue de las manos porque ella perdió la fe, porque él no pudo contra la tempestad de su indiferencia, de un dolor que fue más intenso de lo que hubieran sido los últimos días.
Algunos dicen que aún grita su nombre, en la oscuridad de un apartamento lejano, abrazando la cámara, aquélla en la que él fue retratado tantas noches, o tan pocas, pero eternas.
Algunos dicen que él no fue el mismo, aprendió de los errores, evitando las tristes miradas pidiendo auxilio, buscando los corazones tenues por los que la vida sí te permite luchar, por la esperanza de un cuerpo dispuesto a compartir cada tempestad.
Pero mis pasos nunca me cruzaron con ellos, ni los que fueron, ni los que son. Tan solo me quedan estos recuerdos, pasados por tantas manos, y no alcanzo a entender qué de todo esto fue historia, qué fue real. Aunque en cada taxi, en cada despedida, un gesto, una señal, una estela se arrastra, como si ella aún estuviera allí, arrojándose al vacío, de nuevo en otra despedida.

La Teoría del Caos

"El simple aleteo de una mariposa puede provocar una tempestad al otro lado del mundo".
Con esta frase se ha resumida la Teoría del Caos, y en particular el efecto mariposa. Esto no demuestra ni más ni menos la interconexión y la imprevisibilidad de las cosas. Como, "dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema natural, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en formas totalmente diferentes. Sucediendo así que, una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande" (Wikipedia).
Un disparo en Sarajevo en 1914 pudo provocar inimaginables desastres y destrucción en diversos países. Pero la Teoría del Caos, puede verse en multitud de consecuencias menores, provocadas en ocasiones por acciones o hechos a miles de Km. En el fondo, es un referente más allá de la matemática, de como el mundo está interconectado.
Por ejemplo, sin ir más lejos, cada vez que acudo a mi Biblioteca Pública más cercana, tengo que pasar por un detector de metales y un escáner de mochilas. Es algo incómodo, y a veces cuando vas con el tiempo justo, mucho más. Ese escáner no existía hace unos años, casi te diría que no estaba antes del 11-S, y de toda la tensión aumentada por el terrorismo.
Más aún, el hecho de que encontraran a unos terroristas con explosivo líquido en Londres hace unos años, tiene como consecuencia que en cualquier punto de Europa o de EEUU una persona no pueda incluir una botella de agua en su equipaje de mano.
La Teoría del Caos ha sido superada con la interconexión de los sistemas actuales. Nada funciona en soledad, todo está unido o influenciado por otro. No hay un motor inmóvil sino motores en conexión: la bolsa, las tecnologías, la política, la sociedad... todos habitamos este mismo planeta, y las acciones en un lugar, no sabemos hasta que punto pueden tener consecuencias en otras tierras.