Un hombre más sabio que yo dijo una vez que los mejores libros no son los que te enseñan algo nuevo, sino los que te recuerdan algo, o te confirman una idea que vino a ti un momento de lucidez, y necesitabas confirmar.
Ese hombre, que lamentablemente ya no está entre nosotros, tenía razón. La tuvo cuando nos previno de la "neolengua", del "crimental", o de oscurecer nuestras pasiones. Pero tenía razón en esto de los libros.
Conocí a Conrad por casualidad, por rumores, por una profesora repipi de la universidad a la que le encantaba "El corazón de las tinieblas", y por algún amigo filósofo, y otros menos filósofos, pero pensadores.
El Congo no es algo nuevo, ni sus historias, pero este libro nos las recuerda, confirma nuestras sospechas. Y lo hace con más intensidad cuando lo leemos pro segunda vez.
Los males de esta tierra, nuestros miedos y dudas, y la certeza de la profundidad que deja nuestra huella.
Me quedo con esta frase:
"Eran conquistadores, y para ello sólo se necesita la fuerza bruta; no hay nada en ello de qué jactarse, cuando se tiene, ya que la fuerza de uno es sólo un accidente que se deriva de la debilidad de los otros" (Joseph Conrad)
No hay comentarios:
Publicar un comentario