rabia,
rabia incontenible
ante la cobardía
de tus palabras,
ante la certeza
de tu odio eterno.
Rabia,
ante la imagen
de la vil traición
a este sistema,
a la esencia humana.
Implacable respuesta,
la soledad,
sin ápice de piedad
ante los que no la albergan,
cuando una mirada moribunda
les suplica perdón.
Rabia, imposible
negar el odio
contra ellos,
los que arrancaron
tus lágrimas, tus gritos.
Recuerdo, deuda eterna,
ante tu dignidad ardiendo
en la prisión de tu cajero,
ante la debilidad nuestra.
Rabia, odio eterno,
sin remordimiento
ante ellos,
cobardes asesinos,
risa, burla, sangre entre sus manos.
Memento ante la muerte
de esos crueles verdugos
que el rostro ocultan,
que la clemencia piden.
Clemencia que no te dieron,
muerte que no evitaron,
soledad que les otorgo,
cerrazón de unos cuerpos sin alma,
que ni esperanza merecen,
que ni vida ya poseen.
1 comentario:
Estremecedor...me has hecho revivir el momento en que los tres chicos cometieron esa barrabasada contra aquella pobre mujer, el estupor y el rechazo que nos inspiraron a todos. ¿Cómo se le puede pasar por la cabez algo así? ¿Cómo fueron capaces de amordazar su conciencia y llevarlo a cabo? A veces, la naturaleza humana me asusta.
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