La vida tiene vaivenes, una acción conlleva una reacción, y a veces no somos conscientes de la cadena que lleva una acción, ni el poder de un paso. En este lugar, en este año, en este mes, ¡en un instante cambian tantas cosas!
En tres días puede cambiar tu vida, en unos minutos complicarse, todo en el fondo es frágil, inerte, pero eterno. Una certeza inmutable de que mucho queda ajeno a nuestro control.
Pero una seguridad de la necesidad de transmitir luz, energía y esperanza, en aquellos que nos rodean, en los vaivenes de la vida. El sentido del humor sigue siendo la última frontera, lo que nos queda más allá cuando todo se nubla, y el vaivén azota nuestra nave, y el cielo se nubla.
Quizás sea una locura, o un optimismo extremo, pero el espíritu, y esta alegría me han guiado por más de un mar en tormenta, y me han conducido a entender más a este ser humano, pendido de un hilo, solitario y superviviente, que mis cruza en cada vaivén.
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