La calle estaba desierta,
tan solo una sombra,
la mía.
La calle estaba silenciosa,
tan solo unos sueños,
unos versos escritos
en noches en vela.
La noche temblaba
de la emoción
de la velada eterna,
de la melancolía de vidas perdidas.
La calle llamaba a oscuras,
a las esperanzas que no volvían,
a las verdades a gritos,
a los graffitis en soledad.
La calle lloraba sangre
por los días amargos,
por las vidas expiradas,
al cruzar cada rincón.
La calle, eternidad imperturbable
de rostros,
que nunca retendrán
el aroma de su piel.
2 comentarios:
¿qué ha sido? estás inspirado...vidas expiradas en cada rincón, (o algo así), me gusta. sigue escribiendo, aprocecha el impulso. a veces la musa nos sorprende cuando más tenemos que centrarnos en otras cosas.
Very well done Matisse. Me gusta mucho, especialmente los dos primeros versos y la segunda mitad.
¿Cambias de estilo?
Sigue así!
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