Creo que un poco más de historia podría venir bien por estos lares, no?
Hace poco compartí la historia, muchas veces desconocida, de la masacre de Katyn. Para recordar que no sólo los nazis fueron brutales, sino que la represión soviética, tanto durante la guerra, como después de ellas fue terrible. Como muestra, no queda más que echarle un ojo al Gulag de Aleksandr Solzhenitsyn.
Pues bien, ahora quiero hablar de una curiosa historia, también de la segunda guerra mundial. Se trata de una historia que tuvo lugar en San Vittore, que era una de las "fábricas de confesiones" que tenían los nazis en Italia, para interrogar a los miembros del moviemiento secreto italiano, que intentaba desorganizar sus fuerzas y sus reservas. En dicha cárcel encerraban a los obstinados que se resistían, con el fin de obtener información de esa resistencia.
Un día llegó el general Della Rovere, quien, al parecer, llegaba a Italia para constituirse líder de la guerrilla. Se trataba de un general de porte aristocrático, con monóculo y todo. Durante su estancia en San Vittore animó al resto de prisioneros a mantenerse firmes en los interrogatorios, asearse y mantener la dignidad y la resistencia, para evitar no sólo confesar, sino que el cautiverio y los métodos alemanes les hicieran venirse abajo. Y, según cuentan, lo consiguió.
Posteriormente fue trasladado a un campo de concentración y murió fusilado.
Hasta aquí parecería una historia corriente de valor y heroismo en la IIGM, pero no lo es.
Todo es más curioso que ésto, pues en verdad, no existió un tal general Della Rovere.
El ídolo de San Vittore no era general, ni siquiera militar. Ni los generales aliados de los que presumía ser amigo tampoco le conocieron. El hombre que animó a los italianos a resistir en la prisión, a asearse y mantener la cordura se llamaba Bertoni, era un genovés ladrón y estafador, y huésped normal de cárceles. Los alemanes lo habían arrestado por un delito de menor importancia, como los que cometía, pero al descubrir que el personaje tenía dotes soberbias para actuar, así como falta de escrúpulos, creyeron que era ideal para embaucar a los guerrilleros presos y obtener información de ellos.
A cambio de un trato preferente en la cárcel y a su puesta en poco tiempo en libertad, accedió a hacer el trabajo, interpretando el papel de general que los alemanes le habían creado. Así, los nazis le colocaron en la cárcel y le dieron un tiempo para ganarse la confianza del resto de reos.
Lo que ocurrió después no está claro. Que era astuto, el amigo Bertoni está claro. Que quería engañar a los alemanes, también. Pero curiosamente, parece que se produjo una extraña transformación y realmente se convirtió en Della Rovere, y según cuentan, inspiró a los reos y consiguió evitar confesiones en el tiempo en que estuvo, devolviéndoles confianza en sí mismos a los pobres y humillados reos.
Hasta tal punto que cuando llamaron a 65 presos para su fusilamiento en el campo de exterminio de Fossoli, nadie dio un paso al nombre de Bertoni, y sólo cuando llamaron a Della Rovere, dio un paso, sacando su monóculo del bolsillo, y poniéndoselo en el ojo derecho contesto: "General Della Rovere, si hace el favor
Moriría fusilado, pidiendo a sus compatriotas fidelidad a la patria y gritando: Viva al Rey.
Me parece curiosa la historia de cómo un ladronzuelo, al interpretar un papel, se metió tanto, que se transformó, llegando a créerselo y cambiar. Uno nunca sabe qué hará cambiar a un hombre.
La historia, nunca sabremos cuanto es de fiable, pero hubo un libro de un preso de San Vittore que afirma haber conocido al general, y haber sido inspirado por su actitud. Puede que sea más bien una leyenda, pero cuanto menos, es una historia curiosa.
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