Estos últimos días se han complicado las gestiones para liberar a los tripulantes del Alakrana.
La situación es cada vez más desesperada, y han enviado a Maquiavelo a negociar.
Sí, ahora la desesperación ha llegado al nivel de hacerlo todo para salvarles. Sin entrara a valorar las posibles salida o qué opinión tengo de lo que se plantea o pide, quería reflexionar sobre lo curioso de toda la situación.
Para empezar, el pirata menor detenido en España, que se dudaba si era o no menor, y que se quería procesar como un mayor en base a pruebas poco fiables, que finalmente corroboraron totalmente su mayoría de edad. Lo importante era procesarle, y incluso se solicitó sin demasiadas pruebas que le juzgaran como adulto. Como vimos, hacían falta más pruebas.
O el hecho de que se plantee pasarse por alto el sistema judicial y liberar a los piratas en Kenia o Somalia para que con ello se arregle la situación, pasando por alto soluciones jurídicas o separación de poderes.
O el hecho de que se solicite la entrega a Kenia para que les juzguen. Situación, que no hay que olvidar, ocurrió recientemente con otros piratas, y que según diversas ONG, conllevó torturas y tratos degradantes, en ausencia de juicio justo.
En una balanza, la desesperación. En la otra, el relativismo de los valores. Pues sí, todo es relativo y el fin justifica los medios. No es mi objetivo juzgar, sino sólo llamar a la reflexión.
Cualquier político que se precie, representante de la sociedad civil, o alto cargo de algún tipo te dirá que el fin no justifica los medios, pero uno se plantea si realmente la sociedad no piensa de otra forma.
¿Pasar por alto la independencia judicial, liberar a unos delincuentes o entregar a unos delincuentes a otro estado para sufrir tortura e indefensión, no sería encargar
a Maquiavelo la negociación?
Sin valorar, como digo, respuestas posibles, moral, etc, esta situación valdría como ejemplo para plantearnos si ¿no será que somos más Maquiavélicos de lo que pensamos?
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