sábado, 30 de agosto de 2008

Para los que creen que la poesía no puede ser dura

De Ancia, de Blas de Otero, una poesía desgarradora y existencialista, del hombre clamando ante Dios, ante el silencio y el vacío que puede traer la vida.

HOMBRE
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

1 comentario:

macarra ilustrado dijo...

Dios no juega a las cartas con nosotros, Dios juega al escondite


Woody Allen


Gracias Pablo, sigue pasándonos!!