sábado, 18 de octubre de 2008

Restos que "interpelan"

Últimamente me cuesta la poesía, no lo voy a negar. Quizás versos desgarradores, melancólicos o exasperados, pero en general me cuesta. Debe ser que estoy en una de esas épocas reflexivas de la vida. Lo que sí sé es que no paro de plantearme cosas. Además en los momentos más cotidianos: en el autobús, camino del trabajo, en el trabajo. Es verdad que siempre se me ha dado bien esto de sacar una lección de cada cosa: de los golpes. de los aplausos, y hasta de la película más mala que puedas imaginar.

Últimamente me "interpelan" (palabra que me encanta, y estaría dispuesto a apadrinar, en estos tiempos de oscuridad donde a veces el lengua se simplifica demasiado) muchas cosas. Me interpela la "dictadura de la burocracia" a la que estamos sometidos. Un formulario, del formulario del formulario. Un certificado de empadronamiento, para probar que realmente vives en dónde vives, un certificado de un certificado, una fotocopia de...
Para cualquier trámite tienes que realizar otros dos trámites adicionales, y encima tienes que ir de un sitio a otro, o entrando en varias páginas de internet.

Pero también me interpelan otras cosas más profundas, que conste!
Me llaman la atención las historias pasadas, los restos que hemos dejando en tantos sitios, las personas que cruzaron nuestros pasos. A veces, en una calle, en un lugar determinado recuerdo una historia, una mirada, un gesto. Algún rostro conocido, al que amé, o juré amistad eterna, o simplemente con el que compartí en el pasado comidas, cenas o juergas.
En más de una ocasión me pregunto dónde estarán compañeros míos de otros tiempos, queriendo como Woody Allen en "Annie Hall" que cada uno, a los que conocí en el colegio o instituto, me dijera qué hace ahora, o dónde está.

Entre otros restos que me interpelan, figura la naturaleza humana. Sí, me pregunto ahora que voy más en autobuses colapsados, en hora punta, sobre ¿quiénes somos?
Me pregunto sobre la confianza, y esta sociedad de combinaciones, candados, cerraduras y contraseñas.

¿Alguna vez nos hemos fiado los unos de los otros? ¿En algún momento, en una caverna, en el poblado en mitad de una llanura, un hombre ha mirado nítidamente a otro sin desconfiar? ¿Ha dormido el ser humano a pierna suelta sin agarrar un palo bajo su almohada, sin temer que el "compañero" le robara?
¿Hubo algún momento, algún limbo en que no existió esa desconfianza, y la quebramos?

Aunque, son nada más que restos de interpelaciones, en días y noches en vela...

2 comentarios:

Jaime dijo...

JAja, sí q te encanta lo de interperlar, es la palabra más repetida en este blog y está muy bien que sea así.

Yo q no dejo prosa ni verso sin análisis ni crítica (soy así de capullo) lo noté hace un rato, pero bien te vale, bien te designa.

Reconocerlo te honra, y q te enorgullezcas de ello... te define

Jaime dijo...

Y tenga vuecencia con qué veredas escoge para escribir, un post una pregunta, (es la norma) pero vd. q es un señor interpelador e incansable ya va por la ruta de:
un post, un callejón